APRENDED A ESCUCHAR Y A COMPRENDER VUESTROS CABALLOS

Laila del Monte es una especialista de la comunicación animal. Trabaja con criadores, entrenadores, jinetes profesionales, guardianes, veterinarios…para ayudarles a comprender mejor a los caballos… ¿Qué conclusiones sacamos tras estos intercambios con los équidos? He aquí las respuestas…

Comunicas con muchos caballos, ¿qué has descubierto a lo largo de todos estos años sobre sus necesidades o sobre sus expectativas hacia nosotros?
He trabajado con todo tipo de caballos: aquellos que están en el prado, en box, montados por aficionados, por jinetes de alto nivel, caballos que hacen salidas para pasear, caballos de concurso…No se puede generalizar. No hay que pensar que los caballos tienen expectativas, viven las cosas o se someten a ellas, las viven, sencillamente. Somos nosotros los que debemos dar el paso para comprenderles. Pero considero que hay un elemento común a todos los équidos y es la necesidad de comprensión. Hay una falta de comprensión por parte de los guardianes que a menudo conduce a errores o a un malestar del caballo. La problemática más común de todas es que el jinete, el “propietario” o el guardián – poco importa la palabra que empleemos – tiene a menudo dificultades para comprender a su caballo y no siempre conoce sus necesidades.

¿No aprendemos realmente a escucharles, a comprenderles?
Si, ha menudo hay (pero no siempre) una falta de comprensión. No es porque queramos mucho a nuestro caballo que le escuchemos realmente, que le comprendamos o que conozcamos sus necesidades. Por desgracia, numerosos problemas de salud vienen por esta falta de comprensión, ya que a menudo, no respetamos las condiciones de vida o de trabajo que corresponden a la naturaleza del caballo. Estos problemas derivan de un exceso de estrés, de una alimentación inadecuada, del encierre en los boxes, de un trabajo ocasionalmente demasiado duro o demasiado intenso, de un mal material, de un mal trabajo realizado ya que no tenemos los buenos gestos en la silla de montar…

¿Qué podemos hacer entonces para mejorar su bienestar?
En primer lugar, conocer sus necesidades básicas. No sólo lo que piensa, sino también lo que su cuerpo necesita. Para ello, hay que documentarse, leer, encontrar personas experimentadas, profesionales. Según mi opinión, el aislamiento en el box es el mayor problema, ya que el caballo no tiene la posibilidad de moverse, la circulación sanguínea es peor y este encierre conlleva asimismo a un estrés. A causa de todo esto, muchos problemas físicos emergen.
También la alimentación debería ser lo más cercana a la que encontramos en la naturaleza, es decir, comer heno o hierba, o bien, para los caballos en ejercicio, mejor comer piensos en copos de cereales que en granulado. Por desgracia la mayoría de los granulados están comprimidos con productos químicos. La vida en manada es muy importante ya que los caballos están conectados entre ellos y necesitan estas interacciones. Por supuesto, no hay nada de natural en las condiciones de vida que ofrecemos actualmente a nuestros caballos, pero al menos podemos acercarnos. Cada uno debe documentarse y tomar una decisión sobre lo que queremos ofrecer a nuestros caballos.

CADA UNO, A SU NIVEL, PUEDE TOMAR LA DECISION DE RESPETAR A SU CABALLO

Por ejemplo, en lo que a los pies se refiere, he ido al encuentro de herreros, a profesionales que recortan cascos de manera natural, me he interesado, he escuchado, he aprendido y me he hecho una opinión propia. En tanto que guardián de nuestros caballos, tenemos esta responsabilidad. Utilizad vuestro raciocinio. ¿Lo que os dicen os parece lógico? ¿argumentado? A menudo olvidamos el sentido común. Existen buenos y malos profesionales. Escuchadles, informaos, descubrid, preguntad…

En segundo lugar, aconsejo ir a cursillos o seminarios, o ir al encuentro de gente extraordinaria que hay en cada rincón del mundo y que pueden ayudarnos a comprender mejor a los caballos, a escucharles, a conocerles, a crear una conexión con ellos, a mejorar nuestra relación. Puede ser un comportamentalista, una persona que hace la comunicación animal, un instructor…aquí también, informaos sobre el profesional y utilizad vuestro sentido común para rodearos de las buenas personas.

En tercer lugar, puede ser interesante el trabajar sobre nosotros mismos, ya que puede que tengamos creencias, emociones que estemos proyectando sobre nuestro caballo. Por ejemplo, me acuerdo de ese jinete cuyo caballo se paraba ante los obstáculos. Descubrí que ese hombre se auto-inculcaba una presión enorme, desde la infancia, para demostrar a su padre que era capaz de hacer las cosas. Y esta presión se la transfería a su caballo. Preguntaos: ¿Cómo funciono? ¿acaso el estrés de mi caballo puede venir de mí? ¿Tengo cosas que demostrarme? ¿Tengo miedo del fracaso? ¿Soy capaz de confiar en los humanos y por lo tanto en los caballos?

Pero no siempre el problema viene del humano. Ciertos problemas están relacionados únicamente con el caballo, quizá a su pasado o a traumatismos como la doma, muy estresante o mal hecha, las ventas sucesivas, las separaciones o el maltrato. Pero siempre es interesante hacerse la pregunta, aunque no siempre sea fácil de cuestionarnos a nosotros mismos. Esto lo veo sobremanera en los concursos de pequeño o medio nivel: el estrés es tal, el jinete quiere hacerlo tan bien, demostrar algo, no fracasar …que hace trabajar a su caballo muy duramente, sin escucharle, e igualmente metiéndole la presión.

¿Deberíamos dejar a nuestro caballo en el prado, sólo viviendo con sus congéneres?
Cuando el caballo está en libertad, hay interacciones con la manada, se desplaza, cruza ríos, montañas…El grupo puede hacerse atacar por los animales salvajes, debe afrontar cambios climáticos, debe desplazarse para encontrar más comida o nuevos lugares. De este modo, los caballos viven numerosas experiencias. Vivir en el prado es mejor que vivir en el box, pero limitado con respecto a un contexto de libertad y quizá en ocasiones puede no ser suficiente. Con respecto al trabajo, los caballos realmente pueden disfrutar colaborando con nosotros. Pero es necesario que se haga en buenas condiciones. No estoy en contra de los concursos, por ejemplo. Creo que se debería cambiar la manera en la que están organizados para, ante todo, respetar al caballo, y que no haya tales implicaciones financieras. Pero cada uno a su nivel puede tomar la decisión de respetar a su caballo; si no está bien, le dejo un periodo de convalecencia y anulo el concurso. Lo preparo de antemano y de manera correcta para que realmente tengamos una conexión y que esté preparado físicamente. Tengo cuidado y me fijo en su cansancio. Los viajes en furgón, en camión o hasta incluso en avión son extremadamente agotadores. ¿Acaso no estás cansado cuando viajas en muchos transportes? ¡Es lo mismo para él! Sin contar la presión física y mental (relacionada a menudo con el concurso) que se acumulan a este cansancio. Somos nosotros los que tenemos que buscar el buen equilibrio, los que tenemos que adaptarnos mejor a sus necesidades. Y somos nosotros los que tenemos que ser conscientes de todo ello. Lo que cuenta aquí de nuevo es: ¿Qué decidís hacer por el bienestar de vuestro caballo?

¿Qué puede aportarnos la comunicación animal? ¿Podemos aprenderla y hacer uso de ella para comprender mejor a nuestro caballo?
¡Por supuesto, y ésa es la finalidad! Que los guardianes puedan comunicar con regularidad con su animal para conocer sus emociones, sus pensamientos…
Algunas personas me dicen durante los seminarios: “No voy a poder conseguir comunicar con mi propio caballo, ya que lo conozco”. Yo les digo: “Es como si mi hijo que vive en Alemania me llama y le respondo “Lo siento, no puedo comunicar contigo ya que te conozco” y le cuelgo.” La comunicación es una relación, intercambiamos, preguntamos cómo estamos…Es lo mismo con un caballo. Esto nos permite saber cómo se siente en este sitio, cómo se siente con este veterinario, tal mozo de cuadra, tal dentista equino, con sus amigos de prado, por qué tiene miedo del remolque, si su silla de montar le conviene, si empieza a tener un dolor en algún lado (y así pues detectar un problema antes de una cojera, de un cólico, etc…)
Todo el mundo tiene esta herencia y es, pues, capaz de comunicar con los animales. Esta facultad no está desarrollada en todos, pero se aprende, como aprendemos a montar a caballo. Pero hay que desarrollar correctamente esta comunicación intuitiva, sin interpretación y sin proyección. Esto es lo más difícil ya que es muy fácil el proyectar sus creencias, sus miedos sobre lo que percibimos. Gracias a seminarios y a la práctica, cada uno puede progresar y podrá saber con asiduidad cómo se encuentra su caballo. Ya que somos nosotros los que debemos comprenderles y no al contrario. Debemos aprender su lenguaje. ¡Ellos hacen todo lo posible para complacernos! Se lo debemos…

¿Un último consejo para concluir?
Utilizad vuestra conciencia, no sigáis lo que no os parezca lógico. Afortunadamente hay muchísima gente que ama a los caballos, que los ayudan, que intenta comprenderles. Acercaos a esas personas. Y no sigáis a ciegas lo que os dicen. Todos tenemos un corazón, todos tenemos capacidad de raciocinio. Si escuchamos a los dos, nuestro sentido común y nuestro corazón, será muy sencillo, tomaremos las buenas decisiones.