11350826_868194483250455_2446193286475557240_nTodos tenemos la capacidad de dirigir nuestro espíritu hacia otros seres sensibles y otros reinos de la existencia con el fin de captar lo que está pasando y para interactuar unos con otros.

Este hermoso intercambio ocurre a menudo sin que nos demos cuenta. Cuando de repente nos damos cuenta, percibimos imágenes pensamientos y sentimientos, ya sean físicos o emocionales. Para mí, esa es la interconexión real que nos une a todos. Lo experimentamos todo el tiempo, sólo que no somos conscientes de ello.

Los animales, ellos, siempre perciben las distintas capas de la psique humana. Cuando era niña desarrollé la conciencia de cuando se estaba produciendo un intercambio entre el animal y yo. A partir de ahí, fui capaz de captar estos «códigos intangibles» (pensamientos, imágenes, sentimientos) y traducirlos a un lenguaje coherente.

¿Puede cualquier persona aprender a Comunicarse con los Animales?

Depende de sus deseos y anhelos en la vida. El desarrollo de la capacidad de ver, oír o sentir tiene más que ver con el perfeccionamiento de Uno Mismo que con cualquier otra cosa. Cuanto más se da cuenta uno de la existencia del No-Yo, más se vuelve esta habilidad clara, coherente y precisa.

Por todo esto considero La Comunicación Animal como una práctica de sensibilidad interior o espiritual. Desde este punto de vista, nos lleva a trabajar sobre Uno Mismo, a buscar la quietud interna, a observar ciertas pautas éticas y actuar de forma amorosa diariamente. Sin esta parte de la ecuación, la información recibida es más superficial y el intercambio con el animal será menos profundo y preciso.

Sin embargo, a pesar de que adoro comunicarme con los animales, nunca he considerado el desarrollo de cualquier habilidad como un objetivo final en la vida. Una habilidad es como una cereza en el pastel, se ve bonito, es divertido comerla y su sabor es dulce, pero no es el pastel. Creer que el objetivo es la obtención de la habilidad o tener la cereza es un engaño.

En primer lugar, el hecho de que los comunicadores principiantes se quedan cautivados con sus propias visiones y percepciones no es en absoluto útil para los animales. Quizás les hace sentir importantes y especiales. Por esta causa, el resultado de su comunicación será una interpretación que refleja sus propias creencias y formas de pensar, y no la verdadera realidad de la situación. En ese momento se pierde la sencillez y la realidad del intercambio entre el comunicador y el animal.

Una comunicación con interpretaciones y sin veracidad validable puede resultar angustiosa emocionalmente para el “guardián“ del animal. (Uso la palabra guardián porque los animales no nos pertenecen). Es más, una comunicación errónea puede dar como resultado el sufrimiento innecesario del animal o peor aún, que sea sacrificado antes de tiempo.

En segundo lugar, es engañoso para la persona pensar que sus percepciones, visiones, y las palabras que ha escuchado durante una comunicación son la meta final.

Los animales perciben las capas profundas de la psique humana durante todo el tiempo y no se alardean de sus habilidades… Ellos viven completamente en el momento presente sin analizar o proyectar sus emociones sobre los demás. Sus percepciones son construidas en parte por las necesidades de su instinto o de la supervivencia. Sin embargo en esencia, estas percepciones son muy sutiles y fluidas. Se expanden y se contraen según la situación que viven en el momento, así como con las necesidades del ser humano con quien comparten su vida.

La cereza es una adición -el Yo. El pastel es la sustancia. El pastel es la verdadera cuestión -el No-Yo.

La práctica de la quietud y el enfoque de la mente es la clave de La Comunicación Animal. No se trata de vaciar la mente, ya que es imposible vaciar la mente. La práctica de la quietud interna y del enfoque permite que nuestro espíritu pueda intercambiar con el del animal en ese espacio fuera del tiempo. Si estos dos elementos no están presentes, entonces La Comunicación se convierte en fantasía o en una interpretación según nuestros propias emociones, pensamientos o creencias del momento.

La práctica de la quietud y el enfoque es como un camino claro y sin obstáculos. Además, permite un intercambio simple, como si uno estuviera sentado con un amigo tomando un té y charlando tranquilamente.

La práctica de la quietud trae consigo la capacidad de escuchar y entender a los demás seres sensibles, pero sobre todo, nos pone en contacto con lo que Somos y hace que nos demos cuenta que todos los seres somos iguales.

Laila del Monte