Eutanasia, Sí o No

La eutanasia es un tema muy complejo. Todos queremos quedarnos el mayor tiempo posible con nuestro ser amado. Hay tantos elementos a tener en cuenta…pero la pregunta, en un momento o en otro, siempre se hará: ¿es la buena solución o no?

Llevo tratando este tema desde hace muchísimos años a través de la comunicación y la ayuda a los animales enfermos.

Me encuentro con gente de diferentes países para toda clase de animales. No sé si es porque estoy en contacto con el mundo del otro lado, pero todos los días me ponen en relación con animales moribundos y en gran sufrimiento. En ocasiones me quejo de mi suerte, en ocasiones estoy agradecida de poder hacerlo. Es tan difícil confrontarse al sufrimiento del animal y al del guardián.

He podido observar que a menudo hay conflictos entre nuestras convicciones profundas (filosofía personal en cuanto a la muerte, creencias religiosas o espirituales), la opinión del veterinario, de la pareja, de la familia o de la gente cercana. Este conflicto nos sumerge en enormes dudas y cuestionamientos. Tenemos miedo de la muerte, no queremos perder a nuestro animal. Ante nosotros tenemos la fuerza terrible e inexorable de la enfermedad y del sufrimiento. Algunas personas entran en tratamientos duros y costosos, mientras que otras rechazan el ensañamiento terapéutico y otros incluso dejan a su animal moribundo en casa, aunque sufra. Estos consideran, pues, que no tienen el derecho de matarles.

He pasado numerosas horas de reflexión sobre este tema y cada vez que creo haber comprendido algo, un nuevo caso se presenta y me desconcierta. Hace algún tiempo, una persona me contactó ya que su perro, Sunshine, tenía un cáncer de pulmón. Estaba en insuficiencia respiratoria y parecía preferible ayudarle a marcharse. También era ésta la opinión de su veterinario. Durante nuestra conversación, guie al guardián de Sunshine hacia la idea de considerar la eutanasia (con el acuerdo del veterinario) pero rechazó. No osé insistir ya que no quería ir en contra del libre albedrío del guardián. Algunos días más tarde, me confesó que Sunshine falleció durante la noche y que las últimas horas fueron horribles. Tuvo que mirarle sufrir, con una gran insuficiencia respiratoria. Se arrepintió de su decisión. Sunshine me perturbó muchísimo. Estaba atormentada por las imágenes de su sufrimiento y de su muerte. Pensaba en ella todo el día, me sentía culpable.

Tras haber hablado sobre esto con mis guías del otro lado, llegamos a la conclusión que debía explicar mejor mi verdad sobre este tema, ya que éste era mi rol. Recientemente, el caso se presentó de nuevo con el fin de hacerme comprender mi misión.

Se trataba de Jack, un adorable y pequeño hurón. Jack tenía un linfoma en los pulmones. Estaba en cuidados paliativos y bajo morfina. Desde el momento en que le vi, supe que debíamos dejarle ir, le dolía mucho. A pesar de todo, los guardianes tenían un poco de esperanza ya que estaba mejor. Fueron al veterinario, el cual habló en seguida de eutanasia y de ensañamiento terapéutico. Tras una conversación con los guardianes de Jack, nos pusimos de acuerdo para dejarle ir. Teníamos que ocuparnos lo mejor posible de la insuficiencia respiratoria ya que vivían a dos horas de coche del veterinario. Jack ya no podía comer a causa del linfoma abdominal y estaba muy débil. Para mí, estaba preparado. Esperaba el consentimiento de sus guardianes. Sólo necesitaban algunas horas para prepararse. Sus guardianes tomaron la decisión, mostraron mucha valentía. Siempre es tan difícil dar nuestro animalito querido a los brazos eternos de Morfeo. Pero el amor no se va, se queda siempre aquí, con vosotros.

«You say I am going away. But where can I go? I am always here.»
Sri Ramana Maharshi, on his deathbed to grieving devotees.

 

«Decís que me voy. Pero ¿dónde puedo ir? Siempre estoy aquí.»
Sri Ramana Maharishi en su lecho de muerte a sus devotos apenados.